RELATO PREMIADO en la 4ª EDICIÓN CONCURSO «MAE MEDIACIÓN»

RELATO PREMIADO en la 4ª EDICIÓN CONCURSO «MAE MEDIACIÓN»

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Por fin llegó el día y procedemos a publicar el RELATO CORTO que ha resultado PREMIADO en la  CUARTA EDICIÓN de nuestro CONCURSO sobre RELATOS CORTOS «MEDIACIÓN Y NAVIDAD»

que MAE MEDIACIÓN S.L. en colaboración COACHING AZUL GLOBAL COACHING SOLUTIONS ha convocado por cuarto año consecutivo.

El relato más votado por el Jurado ha sido el titulado: «LUCES DE NAVIDAD» cuya autor es ANTONIO OTEROS DÍAZ.

Enhorabuena.

LUCES DE NAVIDAD

Como tantos años, durante el puente de la Inmaculada pondríamos el Árbol, el Belén y el resto de adornos y luces que nos acompañarían durante toda la Navidad. Eran días muy especiales, divertidos, entrañables y llenos de recuerdos.

A mi hermano y a mí nos encantaba ir al trastero y rescatar los tesoros navideños. Qué bonito era ver cómo se iban colocando las luces, las bolas… y todo acompañado con villancicos, anís y turrón. Pero ese año fue distinto a los demás.

Papá no apareció y a pesar de que Mamá se esforzó mucho porque pareciera un día como los de años atrás, nos faltaba la alegría que Papá le imprimía a todo lo que hacía. Con él hasta despertarse para ir al colegio se convertía en algo divertido.

Sabíamos que llevaban meses discutiendo y que apenas se hablaban, pero no nos podíamos imaginar que se quisieran separar, parecía imposible.

El último día de Colegio antes de Navidad mi hermano pequeño se cayó y llamaron a mis padres para avisarlos de que lo habían llevado al Hospital.

Primero llegó mi padre y le dijeron que había sufrido una fractura en la pierna y que debían operarlo.

Cuando llegó mi madre ya estaba en el quirófano. Ella no paraba de llorar, nunca se me olvidará esa imagen de mi madre llorando y mi padre sin consolarla. Parecían otras personas.

La operación fue un éxito, pero tendríamos que pasar varios días en el Hospital, así que como las cosas no nos iban precisamente bien, preferí no decir nada sobre mis notas. Error. Esa misma tarde el Director del Colegio pasó para ver a mi hermano y de paso les dijo a mis padres que ya hablarían sobre mi bajón en clase y los suspensos.

Cuando se fue el Director allí no hablaba nadie, ni tan si quiera nos mirábamos. En ese momento entró en la habitación un muchacho con una gran sonrisa y una nariz de payaso. Se acercó y nos preguntó si podía hacer algo por nosotros.

Entonces miró a Quique y le dijo:

– ¿Quieres que te haga un juego de Magia?

Mi hermano respondió:

– ¿Puedes hacer que mis padres se vuelvan a hablar?

-Bueno, eso depende de ellos.

Mi padre le dijo que por favor nos dejara solos.

Al día siguiente, Pablo el muchacho con la nariz de payaso, volvió a pasar por la habitación y le hizo unos juegos de magia a mi hermano. Lo pasó en grande y mi padre le pidió disculpas a Pablo por su actitud del día anterior. Le explicó que se estaba separando de mi madre y que estaban siendo unos días muy duros. Sin saber cómo, acabaron tomando un café y mi padre le contó los motivos por los que se habían distanciado. Pablo le preguntó si todo eso se lo había contado a mi madre y la respuesta fue que no hablaban desde hacía mucho tiempo.

El día de Nochebuena parecía que iba a ser un día triste, pero Pablo pasó con otros niños a la habitación. Traían una guitarra y nos pusimos a cantar villancicos. Echamos un rato estupendo y nos dijeron que más tarde se haría una pequeña celebración en la sala contigua.

La verdad es que pasamos un día muy bonito. Mi madre se acercó a Pablo para darle las gracias por lo que había hecho, pero él le quitó importancia y le dijo que si lo habíamos pasado tan bien había sido gracias a todos.

Él le preguntó que cómo estaba y ella se derrumbó, no podía parar de llorar. Pablo la escuchó con atención, le preguntó si le había contado a mi padre cómo se sentía y ella dijo que no se hablaban desde hacía algunos meses y que era imposible compartir esos sentimientos con él.

Al día siguiente, por la mañana, Pablo pasó por la habitación y les dijo a mis padres que salieran un momento. Les contó que estaban preparando unos regalos para los niños y que si querían colaborar disfrazándose de Reyes Magos.

Esa tarde, mientras Pablo los ayudaba a disfrazarse, les dijo que era la primera vez que los veía hablar y reírse juntos. Entonces se produjo una mirada de complicidad.

La mañana de fin de año, cuando pasó el médico, le dieron el alta a mi hermano. Mis padres le preguntaron al doctor que a qué hora entraba a trabajar Pablo y este respondió que no trabajaba en el hospital, que era voluntario y venía asiduamente, sobre todo en Navidad, pero que si querían contactar con él, trabajaba en un despacho como MEDIADOR.

Hoy es 6 de diciembre, hace ya casi un año de esta historia y os puedo decir que acabamos de poner el Belén todos juntos.

ANTONIO OTEROS DÍAZ.

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